Un día te ves envuelta en la maravillosa experiencia de conocer y disfrutar durante 19 años a un ser tan especial como tú. Cómo dos seres que pertenecen a mundos tan diferentes pueden crear vínculos tan fuertes hasta el punto de llegar a sentir y sufrir lo mismo, y así fue, cuando caíste enferma. Aunque luchamos juntas y hasta el final, tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida, no podía ser egoísta, y muestra de ese amor, te dejé marchar. Pero nunca olvidaré ese momento en el que yo te decía «quédate» y tú me dijiste «estaré aquí mismo». Y es verdad, porque aunque físicamente has abandonado la tierra, la conexión que hay entre nosotras perdurará para siempre en el tiempo.
Kiara, te quiero.