Para muchos, adoptarte con 12 años fue una locura; la locura hubiera sido no hacerlo. Me hubiera gustado conocerte mucho antes, pero fue lo suficiente como para que me dejes una huella enorme e imborrable. Te he querido y te quiero con locura, y duele mucho el momento del adiós.
Solo puedo decirte que tengas un buen viaje amiga mía, y que seguro que volveremos a vernos.
Mi abuelica peluda, te extrañaré siempre.