Aún hay momentos en los que olvido que te has ido, y de forma mecánica volteo para buscarte y darnos nuestros abrazos de buenos días… Nuestras rutinas de demostrarnos amor del weno, tu «contentura» contagiosa, ese vínculo que jamás pensé que se pudiera tener con un «animal» (siempre vi mucho más que un perro en esos ojos inteligentes…).
Este año ha sido especialmente duro para mí y ante mi asombro, encontré en tí el motor para seguir. Tuviste actitudes nuevas, tan impresionantemente pendiente de mi ánimo como si supieras absolutamente todo lo q ocurría… Siempre nos entendimos a través de nuestros ojos, para mí, hablabas con ellos… Las atenciones que me diste, la manera de intuir cuando la pena volvía y rápidamente venías a llamar mi atención para sacarme de ese estado… Has sido un diez, especialmente cuando yo he sido un cero. No he podido ser más afortunada al tenerte a mi lado… No dejo de pensar que enfermaste por sanarme a mí, te has ido tan rápido… Me importa poco que lo entiendan o no… Hace tiempo que muy poco y pocos tienen peso. Has sido un ejemplo de lealtad, de compasión, inteligencia, empatía y apoyo que ya quisieran muchos humanos… Gracias por quedarte a mi lado siempre.
Volveremos a encontrarnos como te dije..
Has dejado un vacío inmenso.
«Un tantísimo» Macha..