MI CHICO
» Ya oigo su ladrido nada más bajarme del ascensor. Una patitas suenan detrás de la puerta. La abro y ahí está mi chico. Tras olisquearme y dejarse acariciar vuelve a su rincón, que suele ser debajo de los pies de cualquiera. Algún día mi abuelo tropezará por su culpa.
Este pequeñajo peludo de 10 kg vale su peso en oro. Nunca he conocido un perro más bueno. ¡Anda que no le he hecho perrerías al pobre! Y él ni quejarse.
La puerta de mi cuarto se abre un poco y aparece su cabecita. Ojos saltones, un quiqui y ese color canela mezclado con azúcar blanco que tanto me gusta. Entra para comprobar que estoy bien, y se vuelve a ir.
Pero esta vez se ha ido de verdad. Ya no podré volver a acariciarle, ni ver asomar su carita por mi puerta. Ya nadie esperará impaciente a que llegue a casa a cambio de un «te quiero mi niño, aguanta otra semana más».
Gracias por enseñarme que también se puede disfrutar de la soledad; aunque siempre me gustaba compartirla contigo.»
Requiescat In Pace Bobby (2001-31/8/2016)